SENSACIONES

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Nuestras sensaciones más íntimas...

viernes, 2 de enero de 2009

JUANJO "El Canjista"


Para ser canjista era necesario contar con una motocicleta, era la herramienta de trabajo, tener licencia de conducir para esta actividad muy riesgosa. El piloto debía tener mucha habilidad y reacción rápida para evitar los choques, los accidentes del cual no estaban libres, por la velocidad con que debían desplazarse, para llevar su preciada carga.

El canjista era el personaje que hacía realidad el placer de miles de personas aficionadas al cine, de los cinéfilos en los años sesenta del siglo pasado, trabajaban llevando los rollos de películas desde y a los cines, en los horarios establecidos para las funciones. Algunas veces se interrumpía la función, el canjista había tenido un contratiempo, no se sabía si leve o grave.

Muchas personas cuando querían ir al cine, como hoy, consultaban el listin cinematográfico que publicaba El Comercio, La Crónica o cualquier otro diario de la época. Las horas de inicio de la función variaban entre las 3:45 pm y 4:30 pm. Si en el Cine Azul se iniciaba la película a las 3:45 pm, en el Cine Bellavista del Callao, se iniciaba la misma, media hora después, para eso estaban los canjistas.

Pero nadie se imaginaba que una película que se programaba en tres cines diferentes el mismo día, podía tener esa continuidad ininterrumpida, la película tenía una duración de casi dos horas, eran un total de ocho a diez rollos, medianos los que contenían las principales tomas y escenas más impactantes de las películas.

Los consabidos rollos de película iban dentro de un contenedor metálico para preservarlos del deterioro y darles seguridad, cada uno ellos contenía parte de la película medida en minutos, aproximadamente 15 minutos era la duración de su valioso contenido. Por lo general los dos primeros rollos salían juntos y eran trasladados por los canjistas.

Hacían el intercambio para mantener la continuidad de la película en los cines de la capital, mientras esperaban que salieran los dos primeros rollos que se había proyectado en el cine, descansaban plácidamente en sus vehículos, muchas veces matizaban la espera con un cigarrillo. Calculaban el tiempo y se preparaban, recibían la carga y salían como alma que lleva el diablo a su nuevo destino.

Estos permanecían en su nuevo destino hasta que se proyectaba estos dos rollos y debían traerlo de regreso para la siguiente función, así mientras algunos esperaban la carga y regresaban a su destino, otros llegaban trayendo los siguientes rollos, de esta manera cerraban el circuito y aseguraban la continuidad de la película. Sino una gran silbadera recuerdos ingratos para la “mamita” del proyector en el cine.

Su trabajo comenzaba al recibir los dos primeros rollos, tenían el tiempo exacto y ajustado para desplazarse a toda velocidad, por la ciudad para transportar los rollos a otro cine de Lima o el Callao y comenzara la función, cuando se demoraban por alguna razón, la sala de proyección era un loquerío. Algunas veces los canjistas fueron objeto de atropello o accidentes.

En los meses de verano no había mucho problema por el clima, usaban polos de colores y una casaca, se protegían con guantes y casco. El problema se presentaba en invierno, debían de luchar contra el frío y la garúa, ataviados con botas aperilladas, pantalones vaqueros y chompas gruesas, protegiéndose el cuello con una chalina y la cabeza con casco, parecían “Astroboy” ese recordado personaje de los comics, se desplazaban a velocidad moderada, para protegerse.

Juanjo era del Callao, tendría unos veintidós años, moreno espigado, fumaba como chino en quiebra, decía que era casado y que tenía una niñita, pero en esa época la mayoría de estos personajes, decían lo mismo, solo para darse importancia. Les pagaban bien porque no tenían descanso durante la semana, a veces los días lunes les daban día libre.

Juanjo se confesaba admirador de Pedro Miguel y sus Maracaibos, un grupo musical que inició por esos años, los ritmos de salsa en Lima, por esos años yo hacía mis pinitos en un conjunto de barrio llamado “juventud tropical”, amenizábamos quinceañeros, bautizos, matrimonios y despedidas de todo tipo.

Tuvimos un mano a mano con un grupo musical del Callao “Los Melenkó”, qué será de la vida de estos adversarios musicales, fue en una casa en Chorrillos al que nos invitaron a celebrar el cumpleaños de la abuela de Mario, adivinen quién fue el que llevó al grupo musical Melenkó, pues nada más ni nada menos que el popular Juanjo, así, sin más, hicimos una buena noche tonera.

Volví a ver muchas veces a Juanjo en el cine Azul durante todo el año 67, luego desapareció del panorama y fue reemplazado por otro muchacho, que cumplía las mismas tareas de Juanjo.

Juanjo debe estar con seguridad, enseñando a sus nietos a manejar la moto, ya no podrá enseñarles hacer el canje. Hoy las películas se trasladan en un DVD, que calza como un guante en cualquier bolsillo, no se necesitan motos, ni bufandas, ni guantes, mucho menos viajar a 80/100 por hora para llevar la diversión a otras salas. Lo más importante, no hay interrupciones en la proyección, pero sí mucho ruido, además esas salas de antaño quedaron en el recuerdo, hoy están de moda, Cineplanet, UVK, Cinerama, etc.

El tiempo pasó como un rayo de luz. Estamos en el siglo del conocimiento, quieres ver una película, eres un cinéfilo empedernido, no tiene más que alquilar o comprar un DVD pirata y ver tu película favorita en casa, con tu plato de canchita. Pero, no hay como estar en una sala, son palabras mayores. ¿Ustedes que dicen?

2 comentarios:

  1. Hola Arturo, quisiera publicar esta crónica en el portal www.arkivperu.com. No encuentro ningún correo donde escribirte, por favor comúnicate conmigo en este correo: cartas@arkivperu.com

    Gracias.
    Jorge Marín

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    Respuestas
    1. Hola:
      Primero, pedirte disculpas por la respuesta quizás un poco tarde, en segundo lugar, no necesitas mi autorización para poder publicar alguno de mis cuentos o poemas, hazlo con toda confianza. Te agradeceré. coloques los créditos y el lugar de publicación. Mi correo es artucas@gmail.com. Mi facebook está con este correo
      Un fuerte abrazo y estamos en comunicación.
      Nuevamente gracias por tu comprensión.
      Arturo Castro

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