Moviéndote al galope entre nubes sucesivas así
eras tú, amada durmiente.
Blandiendo al viento tus cabellos así eras tú, deseada deidad.
Bosquejando garabatos en el aire así eras tú, pintora de la vida.
Así eras tú, en tus días soleados, en tus noches friolentas y en tus sueños dormidos.
Así eras tú, tus pies en la arena húmeda, rompiendo miradas profanas y despejando olas inertes.
Así eras tú, un despertar nuevo cada día, una
sonrisa alegre, y un corazón
inmenso.
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