Reflexiones humanas…
Cuando yo
llegue adonde tengo que llegar, a mi destino incierto, no será porque tú
pusiste una grada de arena, sino porque yo puse el alma y el corazón; entonces,
nadie podrá oponerse, quién podría decir algo, si el tiempo se apagó, se acabó tristemente y tú, no estabas allí.
Cuando haya caminado ese incierto y
largo sendero entre los dos, lleno de arenas movedizas, dunas y simas profundas;
entonces, qué me quedará como hombre, quizás contemplarte en silencio, mirar
nuestro desierto amor, que no se llena con nada, y nada realmente, es nada finalmente.
Cuando tu mirada se pose en el
bosque desértico del amor que un día fue, que se perdió en un sendero abrupto,
en una pendiente deforestada, huérfana de pasión y lánguida; entonces, las
campanas de la iglesia tañerán con pena y nostalgia, recordando tus pasos
trémulos en sus baldosas.
Creo en el poder de la naturaleza,
de un Dios hecho hombre, en sus enseñanzas desdeñadas injustamente por los
hombres, piensan que no existe ese poder y entonces el cielo es azul como
siempre, la luna y el sol se turnan cotidianamente, no hay forma de disimular
lo que ya está escrito.
Cuando camine las sendas de la
vida, estaré solitariamente feliz, o me acompañará tu amor para ser entero, no
sé, quién sabe, quizás como tú conoces,
el secreto de la felicidad queda por
descubrir, y yo simplemente espero, tengo toda la paciencia del mundo.