SENSACIONES

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Nuestras sensaciones más íntimas...

sábado, 13 de febrero de 2010

Genio y Figura del Jirón de la Unión.



Aquella madrugada que salimos apresuradamente del Hotel Bolívar luego de haber celebrado el cumpleaños de Mayra junto a muchos amigos de la Facultad, encaminamos nuestros pasos hacia el Jirón de la Unión, la calle más conocida y reconocida del centro histórico de Lima.

Una persistente llovizna caía a esas horas y enfundados en nuestras casacas caminamos en la penumbra, conversando sobre lo bien que fue la celebración, la alegría desbordante de todos, por momentos nos llegaba el clásico sonido de las maquinas tragamonedas; sí los casinos estaban abiertos, uno que otro personaje caminaba por sus baldosas a esas horas con síntomas de alcohol barato, otros personajes punk en las esquinas fumaban sus pitillos.

La iluminación de las tiendas comerciales había desaparecido, solo algunas lámparas estaban prendidas, la penumbra nos acompañaba por el camino, de pronto como traspasando el telón del tiempo cruzamos una cortina de neblina con su olor húmedo, la visión se hace borrosa y el frío cala los huesos y como si despertáramos de un sueño aparece ante nosotros esa misma calle por la que transitan vehículos, las damas vestidas con abrigo y los caballeros de terno y sombrero, todos con paraguas.

Habíamos retrocedido en el tiempo, estábamos caminando por esa misma calle varias décadas antes, nos sorprendimos de ver los comercios, las personas, su vestimenta, la circulación de los vehículos, los cines Bijou y Excelsior esperando a los cinéfilos, la fachada del diario La Prensa y más allá el Banco Popular, el entonces Palais Concert, hoy convertido en discoteca “Cerebro”, desfilaron por nuestra memoria, la casa Welsch, Sears, Toma y Daca, Oeshle, Bata, Tia y Monterrey y tantas otras que el tiempo se llevó sin vacilar.

Es de día y las tiendas están abiertas, los personajes vestidos con la ropa de moda en esos años jironean, caminan y lanzan piropos románticos y bellos a la guapas mujeres que caminan con garbo y prestancia, ¡sí son las más hermosas de esta parte del Pacífico!, los tapasoles remangados, guardando un verano en sus conciencias, esperaban pasmadamente.

Volver a caminar por el Jirón de la Unión, es percibir la transformación que ha sufrido en este largo periodo desde que fue construida abarcando un largo tiempo, su paso a través de los años, la modificación de su arquitectura y otros innovaciones que se han llevado a cabo.

El Jirón de la Unión se encuentra ubicado en la zona Centro de la Capital, o llamada también Lima Cercado, que tiene cinco cuadras que van del número 4 a la 8, comenzando por el ingreso a la Plaza Mayor. La atraviesan los jirones Ocoña, Moquegua, Cusco, Huancavelica, Ica y Callao.

El Jirón de la Unión antiguamente conformada por casonas hoy es una arteria netamente comercial, un importante informe de PROMPYME, nos indica que actualmente existen 380 tipos de negocios que operan en distintos rubros, de los cuales hay 97 boutiques de venta de ropa, 47 zapaterías, 32 joyerías, entre otros.

A lo largo de sus cinco cuadras, dispone de 7 Galerías comerciales las que están ocupadas por 174 locales y stands, en sus extremos próximos se ubica la Plaza San Martín y la Plaza Mayor, en el mismo centro histórico de Lima. Esa es la razón por la cual recibe una afluencia considerable de turistas extranjeros y nacionales.

El Jirón de la Unión es rico en vida y también en mostrar los aspectos más sensibles de la condición humana, en ella se enfrenta la existencia de un mundo donde habitan personas, viven, duermen y probablemente se enferman y mueren, ante la aplanadora de la modernidad y la pasividad e indiferencia de las autoridades.

Es así que la pobreza, el abandono moral de muchos niños, la búsqueda de una actividad legal o ilegal por los jóvenes, a quienes se les cierra la oportunidad por la presencia de la vigilancia policial y el serenazgo, luchando frente a la necesidad de apoyo, ayuda social para los personajes, aquellos a quienes, la mayor parte del tiempo se les cierra las puertas incluida las de Iglesia.

Recordemos que el Jirón de la Unión se constituyó en una principal arteria de la ciudad, un lugar común donde se desarrollaba actividad comercial y también servía para que nuestros antecesores pasearan por sus calles, ataviados con sus mejores galas, vestidos a la moda de las grandes ciudades europeas estaba de moda en esos tiempos “jironear”, actividad que los antiguos limeños y limeñas realizaban cuando aún había transito vehicular por esta arteria.

El jirón de la Unión es también rico en personajes que cada día y durante la noche circulan, mostrando a cada uno en sus actividades rutinarias. Los hay desde invidentes, hasta minusvalidos. Estos personajes son diferentes en el día con relación a los de la noche, por la noche todos se confunden y aparecen muchos personajes noctámbulos.

Los trabajadores de limpieza, miembros del serenazgo y la PNP haciendo su ronda permanente, la famosa fachada de la casa Courret, de la casa de Bernardo O´Higinss. Monjas vendiendo tamales frente a la Iglesia de las Mercedes para subvencionar los gastos de su congregación.

La Plazoleta de las Mercedes, uno de los tres lugares donde San Martín inflamado por sentimientos libertarios proclamó nuestra independencia, allí está el monumento al gran Mariscal Ramón Castilla. Anunciadores de Internet, de caldo de gallina caliente para levantar el ánimo, el aroma a churros españoles, mazamorra morada, suspiro a la limeña y arroz con leche.

La fachada de Saga Falabella, Mac Donald, GPO, Platanitos, los persistentes balcones coloniales, contrastando con la modernidad de las tiendas mencionadas anteriormente, que funcionan en los bajos de las antiguas casonas. La fachada y parte del interior del Casino de juego o tragamonedas, el Aeroclub.

Durante el mediodía las imágenes del Jirón de la Unión son más elocuentes, se confunden con el bullicio y la alegría propias de las personas que entran y salen de las tiendas, los anunciadores, las bocinas de los taxis, durante el día, pordioseros, niños abandonados, ciclistas, Policías y Serenazgo, el panadero, los limpiabotas y los emolienteros ocupan su lugar.

Durante la noche personajes Punk ganan algunos espacios, conversan indiferentes al paso de las personas o, se juntan frente al ingreso a las discotecas que existen; mendigos que duermen en la Iglesia de las Mercedes, vendedoras de golosinas, churros y café al paso, recicladores de basura cual modernos gallinazos sin plumas, vendedoras de detentes y oraciones para almas creyentes, ancianos pidiendo limosna, invidentes, minusválidos, cambistas y mujeres en sillas de ruedas.

En la madrugada la deficiente iluminación, la vigilancia de los serenos, los juegos tragamonedas abiertos a clientes madrugadores que dejan el jornal del día y salen echando humo de una colilla que se pierde en los dedos amarillos y la conciencia retorcida por haberse dilapidado la comida del día siguiente y se han jugado con la alimentación de su familia.

Así es hoy el Jirón de la Unión, donde se confunden los sonidos y los olores del monóxido de los destartalados carros de segunda que circulan por el centro de Lima, de las pollerías con las modernas hamburguesas y el café al paso, así esta antigua calle de la burguesía limeña y lugar donde las mujeres paseaban sus esbeltas figuras enfundadas en la ropa de moda traída de Europa y los hombres con sombrero, paraguas y sobretodo Inglés se protegían de la garúa, esa misma garúa que esta noche nos acompañó para recorrer sus cuadras y volver al pasado en un instante.